MICRORRELATO
EL CÓDIGO DEL SILENCIO
Amanecía un nuevo día despuntando el hermoso sol en el horizonte. El Maestro se preparaba para recibir un nuevo grupo de discípulos, se preguntaba si tendría suerte, y a quién él esperaba, esta vez se haría presente…su sucesor del monasterio…
Sintió el sonido de la gran campana, signo inequívoco que ya habían llegado. Un pequeño grupo de discípulos jóvenes llegaban desde Nueva York, inmediatamente les invitó a un desayuno frugal basado en cereales, cuando terminaron el Maestro propuso que se sentaran en rueda y se presentaran todos.
Llamó su atención un joven llamado Antonio, más bien tímido y callado que se mantenía visiblemente apartado del grupo.
Al rato se había creado una atmósfera más bien distendida, el Maestro observaba a cada discípulo, ellos hablaban entre sí…fue cuando decidió darles la oportunidad a cada uno de que le hicieran una pregunta.
Con gran paciencia el Maestro contestó todos los interrogantes de los jóvenes ansiosos.
Más no había recibido ninguna pregunta interesante, todas las preguntas estuvieron basadas en los horarios para comer, para levantarse, para asearse, etc…
Al ver que el joven llamado Antonio nada había preguntado, le invitó a participar…
Y tú Antonio – preguntó – ¿no deseas hacerme alguna pregunta?
Antonio entonces se atrevió a preguntar,-¿cómo puedo llegar a conectarme con Dios?
A través del silencio – contestó el Maestro.
Transcurrían los días y los discípulos esperaban ansiosos cualquier movimiento, cualquier palabra de su Maestro que los guiara hacia la iluminación.
En cambio el Maestro parecía gozar con cierta indiferencia con cierto desapego, así lo veían los discípulos. Los días pasaban y sólo compartía con ellos algunas miradas y algún platillo de arroz. Por lo demás así como llegaba así se iba…en silencio.
Los alumnos comenzaron a hacer comentarios entre ellos y a medida que pasaba el tiempo, la ansiedad se tornó en fastidio y poco a poco en rencor.
Fíjate- le decía uno al otro – hemos venido hasta aquí llenos de esperanza en busca de instrucción, pensamos que en éstas jornadas íbamos a encontrar la felicidad, la iluminación y lo que recibimos es indiferencia.
Parece como que no existimos – dijo otro, – mientras el va y viene con el rostro lleno de felicidad, nosotros cada vez nos aburrimos más, éstas tareas que estamos haciendo son absurdas, ¿porqué tenemos que plantar para comer, si en nuestras casas tenemos todo lo que necesitamos, porque tenemos que lavar la ropa y la de otros, si en nuestras casas no lo hacemos?
Yo he venido a éste retiro creyendo que iba a encontrar a un Maestro sabio – comentó otro discípulo – que nos iba a instruir por horas y finalmente me iría mejor de lo que vine, con más conocimientos y más sabiduría.
Hagamos algo – dijeron entre todos, hablaremos con él y luego nos iremos.
Y así lo hicieron, fueron a buscar al Maestro, entrando intempestivamente donde se hallaba meditando…nos has engañado – le gritaron, – tú no eres un Maestro, vinimos aquí a buscar iluminación y has abusado de nosotros. Vinimos a aprender y sólo trabajamos, nos ignoraste todo el tiempo e insististe deliberadamente en no hablarnos. ¿qué tienes para decirnos? – preguntaron…
Él los miró y vio que estaban muy enojados…no emitió juicio alguno, sólo les sonrió.
Ante ésta reacción los discípulos dijeron – nos marchamos, tú no eres un Maestro, jamás olvidaremos lo que nos has echo y además hablaremos de ti a todo el que encontremos, le diremos lo que hemos vivido aquí y todos sabrán que tu no eres un verdadero Maestro.
Diciendo ésto se marcharon, tan impetuosamente como llegaron.
El Maestro se levantó de su posición de loto y se propuso a hacer su tarea. Todos se habían marchado, tenía que asear los lugares para esperar a los próximos discípulos.
Qué lástima -pensó,- creí que ésta vez si comenzaría la instrucción…así fue pasando de habitación en habitación del monasterio.
Hasta que de pronto al abrir la puerta de un dormitorio se encontró con un discípulo que estaba meditando…era Antonio, éste sobresaltado abrió sus ojos, y le vio…Maestro- exclamó…
¿No te has ido como los demás?, – le preguntó el Maestro –
No! – contestó Antonio.
¿Porque te quedaste?- Porque es mucho lo que estoy aprendiendo, gracias a éste silencio puedo percibir con más claridad, escucho por vez primera el latir de mi corazón y siento que estoy vivo con cada latido. También he percibido la belleza del vuelo de la mariposa, como vive intensamente a pesar de su corta vida, he aprendido del gorrión, la forma de hacer su nido, he aprendido del lenguaje de las flores, lo embriagante de su aroma.
He escuchado a mi corazón con atención y me ha hablado del amor, he observado a mis compañeros a través del silencio y mucho me han enseñado ellos.
Me han enseñado que cosas debo eliminar de mi vida y que cosas incorporar, como y porque no debo enojarme, no debo prejuzgar, no debo criticar, me han enseñado como a veces perdemos la perspectiva de la vida perdiendo la riqueza del ahora, y que muchos de los llamados problemas, se podrían evitar.
He aprendido del desapego, del respeto, del amor, de la paciencia, de la compasión de la lealtad y de la aceptación del ahora tal cual es. Y parece mentira Maestro, todo eso lo aprendí en el silencio concentrándome en mis tareas, trabajando con amor, sirviendo a los demás. Descubrí que el silencio está plagado de palabras, he escuchado la música del universo y el constante sonar de la plegaria sagrada.
Sólo que – Antonio hizo una pausa y de pronto se mostró triste…- creo que te he ignorado, continuó diciendo, – en realidad no he reparado en lo que tú hacías, no he buscado hablarte, no he necesitado tus palabras, en mi estadía aquí vine para que me instruyeras, pero cuando dijiste que a Dios se llegaba a través del silencio, sólo me limité a escuchar, todo pareció hablarme y enseñarme.
El Maestro se sintió conmovido y le dijo – he estado esperando que alguien apareciera al fin para ser mi sucesor en éste monasterio y tú eres ese alguien…
También llegamos a Dios a través de la paciencia y de la espera. No se necesitan muchos hablando, sino tan sólo uno que pueda escuchar con el corazón…finalizó el Maestro, haciendo una reverencia a su sucesor…el código del silencio había sido por fin develado…
Publicado por Berkanaluz
http://www.berkanaluz.wordpress.com
Las imágenes fueron tomadas de internet
Permiso para compartir citando la fuente
Video Youtube
Bhutan – El Camino Medio a la Felicidad (DOCUMENTAL)
INFORMACIÓN…MONASTERIO TAKTSANG
https://es.wikipedia.org/wiki/Taktshang
INFORMACIÓN… BHUTAN, VIAJE AL REINO DEL HIMALAYA
Precioso. Gracias por compartirlo.
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Muchas gracias por pasar y comentar, me alegro que te haya gustado, saludos…
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“Los últimos serán los primeros”, es la reflexión que me merece el muchacho que se quedó. ¡Cómo aprendió!
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En realidad, el silencio nos dice todo si sabemos escuchar, la sencillez y la aceptación, son las claves para acceder a la sabiduría del ahora, gracias por tus palabras y por pasar y comentar, saludos…
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Muy interesante y bellísimas fotos
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Muchas gracias Gloria, abrazos…
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Besos linda
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Que bello relato, me has maravillado.
El silencio es tan necesario como el amar.
A partir de él aprendemos a valorar los detalles de la vida y a amar cada uno de esos detalles.
Creo que me has enseñado mucho.
Muchas gracias por compartir.
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Muchas gracias por tus palabras, una alegría que te haya llegado, un abrazo…
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Dommage que les Chinois ne sachent pas écouter et veulent s’approprier le dernier pays du bonheur …!!!
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MERCI DE VOTRE COMMENTAIRE.
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Nada, porque yo soy muy enojado contra China y sus políticas en el Tíbet como en Bután … !!!
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Muy hermoso y nos da mucho qué pensar… en silencio.
Gracias amiga.
Abrazos de lz
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Gracias Silvia por pasar y comentar…abrazotes…
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Hermoso, gracias por enviarlo. Abrazo
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Gracias a ti por pasar y comentar…saludos
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Coucou bonsoir
Je viens te chanter la ballade des bisous
je viens faire une ballade des bisous
Pour te montrer que je ne t’oublie pas
1)Mon premier sera un bisou tout rond
Juste sur le front
2)Mon deuxième sera un bisou tous doux
Sur les deux joues
3)Mon troisième sera bisou délicieux
Sur tes deux yeux
4)Mon quatrième sera un bisou fripon
Sur ton menton
5)Rien de plus beau que de recevoir quelques bisous
Bisousbisous
Je pense que tu auras appréciée (é)
J’aime plaisanter ne soit pas vexée (é)
Pour que ta SOIREE soit plus que reposante
Bernard
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MERCI…BISOUS
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